martes, 20 de enero de 2015

METRO SÍ O SÍ


El Metro cambiará la cotidianidad, atraerá el turismo, generará empleo, mejorará la conectividad


Aunque se han hecho avances importantes para que Quito –por fin- tenga su primera línea de Metro, aún queda un largo y difícil camino para concretarlo. Se requiere más decisión política, mejores soportes técnicos y aprender de las razones históricas por las cuales la ciudad nunca ha logrado cumplir este sueño.

La construcción y puesta en operación del Metro es una necesidad en la que la capital del país no puede dar marcha atrás, es hora de entregarles una verdadera solución al servicio de transporte masivo para los habitantes del Distrito. El Metro no debe ser visto como la única solución a los problemas de movilidad, sino como el eje articulador de un sistema integrado de transporte público que mejore la calidad de vida de los ciudadanos.

Es el momento de hacer realidad un viejo anhelo de los quiteños, no nos podemos echar para atrás, es necesario buscar mecanismos que garanticen la ejecución total de la obra y su funcionamiento, hacerla viable, por el futuro de Quito.

Al margen de mi respaldo, considero primordial no dejar de lado los demás proyectos para mejorar la movilidad de la ciudad. La pregunta es ¿cuánto va a priorizar el Alcalde esta obra? En su campaña política, el Burgomaestre habló del Metro como parte de su accionar.

Si priorizar significa dedicarse a construir otros proyectos y aplazar los estratégicos, cinco, seis o más años sería un grave error porque las soluciones son integrales. En ese sentido, tener un componente que responde solo a un porcentaje de la demanda hará que la movilidad colapse antes de que entre en funcionamiento la primera línea del Metro.

El Metro en un proyecto nacional, por lo que se planteó la posibilidad de reducir costos optimizando algunos componentes, además de evaluar los diferentes mecanismos contractuales que permitan garantizar la construcción efectiva de la mega obra, además de su operación eficaz.

Todos sabemos y estamos convencidos que el Metro es una necesidad de Quito, pero debemos actuar con responsabilidad buscando no solo que se inicie la ejecución de las obras, es fundamental garantizar que se culminará y no se convertirá en otra frustración de las tantas que han vivido los quiteños  hace algunos años, haciéndonos creer que este tipo de obras solo lo pueden tener otras ciudades, que para nosotros era una realidad muy lejana.

Este análisis no propone hundir al lector en la desesperanza, sino todo lo contrario, aprender de los errores del pasado y de blindar el proceso frente a los retos que lo esperan.

Quito necesita continuar con sus esfuerzos juiciosos, técnicamente bien soportados y libres de protagonismo político para consolidar un sistema de transporte público eficiente, competitivo, que desestimule el uso del carro particular y que mejore la calidad del servicio para quienes utilizan este sistema como su principal alternativa de movilización.