Hacer una reseña histórica es lo que en estos momentos considero prudente y si bien en estos casos la neutralidad no va con mis principios, pensé que era oportuno en honor a las víctimas inocentes guardar días y semanas de silencio.
Y es que el mundo mira, escucha y no se
conmueve ante la tragedia que se vive en la franja de Gaza, un conflicto
histórico que data desde la época del Imperio Otomano, del cual era parte
Palestina. En el año de 1914 este imperio decide entrar en la primera Guerra Mundial,
y el gobierno británico comienza a ver al movimiento Sionista como un posible
aliado.
Durante los años de 1920, el número de judíos
en Palestina se incrementa, llegando a más de 80.000 y esto se da a través de
la Organización Sionista Mundial.
En las siguientes décadas el incremento del
antisemitismo en Alemania y Rumania hizo que un gran número de judíos se
marchara de Europa, teniendo a Palestina como su única opción.
Es en el año de 1947 un 29 de noviembre, que
tras varias disputas diplomáticas, la Asamblea de la ONU, aprobó el plan de
partición de Palestina en dos estados, el árabe y el judío, los últimos
aceptaron a pesar de no estar de acuerdo con los términos de reparto, sin
embargo los árabes rechazaron de manera absoluta este decreto.
En Mayo de 1948 los judíos se proclaman como
estado independiente, lo que provocó una reacción inmediata de la alianza
árabe, cuyo conflicto dura hasta estos días, con muertes diarias de cientos y
miles de inocentes, y una guerra completamente desproporcional, entre el ejército
más poderoso del mundo y un grupo armado que defiende la posición árabe.
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