El Metro cambiará la cotidianidad, atraerá el turismo, generará empleo, mejorará la conectividad |
Aunque se han hecho avances
importantes para que Quito –por fin- tenga su primera línea de Metro, aún queda
un largo y difícil camino para concretarlo. Se requiere más decisión política,
mejores soportes técnicos y aprender de las razones históricas por las cuales
la ciudad nunca ha logrado cumplir este sueño.
La construcción y puesta en operación del Metro
es una necesidad en la que la capital del país no puede dar marcha atrás, es
hora de entregarles una verdadera solución al servicio de transporte masivo
para los habitantes del Distrito. El Metro no debe ser visto como la única
solución a los problemas de movilidad, sino como el eje articulador de un
sistema integrado de transporte público que mejore la calidad de vida de los
ciudadanos.
Es el momento de hacer realidad un viejo anhelo
de los quiteños, no nos podemos echar para atrás, es necesario buscar
mecanismos que garanticen la ejecución total de la obra y su funcionamiento,
hacerla viable, por el futuro de Quito.
Al margen de mi respaldo, considero primordial no
dejar de lado los demás proyectos para mejorar la movilidad de la ciudad. La
pregunta es ¿cuánto va a priorizar el Alcalde esta obra? En su campaña política,
el Burgomaestre habló del Metro como parte de su accionar.
Si priorizar significa dedicarse a construir
otros proyectos y aplazar los estratégicos, cinco, seis o más años sería un
grave error porque las soluciones son integrales. En ese sentido, tener un
componente que responde solo a un porcentaje de la demanda hará que la
movilidad colapse antes de que entre en funcionamiento la primera línea del
Metro.
El Metro en un proyecto nacional, por lo que se
planteó la posibilidad de reducir costos optimizando algunos componentes, además
de evaluar los diferentes mecanismos contractuales que permitan garantizar la
construcción efectiva de la mega obra, además de su operación eficaz.
Todos sabemos y estamos convencidos que el Metro
es una necesidad de Quito, pero debemos actuar con responsabilidad buscando no
solo que se inicie la ejecución de las obras, es fundamental garantizar que se
culminará y no se convertirá en otra frustración de las tantas que han vivido
los quiteños hace algunos años, haciéndonos creer que este tipo de obras
solo lo pueden tener otras ciudades, que para nosotros era una realidad muy
lejana.
Este análisis no propone hundir al lector en la
desesperanza, sino todo lo contrario, aprender de los errores del pasado y de
blindar el proceso frente a los retos que lo esperan.
Quito necesita continuar con sus esfuerzos
juiciosos, técnicamente bien soportados y libres de protagonismo político para
consolidar un sistema de transporte público eficiente, competitivo, que
desestimule el uso del carro particular y que mejore la calidad del servicio
para quienes utilizan este sistema como su principal alternativa de movilización.