Patricio Ubidia, Concejal de Quito: Dos años, un ejercicio de participación y rendición de cuentas

Miles de beneficiarios pueden realizar sus actividades cotidianas con mayor facilidad. #GestiónPatricioUbidia

La rendición de cuentas constituye para quienes somos electos a ejercer cargos de elección popular y quienes ejercemos una función pública, una obligación esencial, para poner en evidencia el sentido de responsabilidad que genera el ejercicio de todo cargo y como un medio de expresión de la participación ciudadana, porque la democracia se cimenta entre otros valores, en la transparencia, el compromiso y la responsabilidad que asumimos frente a nuestros ciudadanos y ciudadanas.

El proceso de rendición de cuentas en la gestión pública, son pilares fundamentales de las democracias modernas y elementos básicos del buen gobierno, en el que el mandante participa activamente observando y vigilando las decisiones que se toman en su nombre.

La Constitución otorga al pueblo el derecho a fiscalizar todos los actos del poder público y a participar, de manera protagónica, en la toma de decisiones, planificación y gestión de los asuntos públicos. Dispone, además, que todo persona electa por voto polular, es responsable políticamente ante la sociedad, por sus acciones u omisiones en el cargo para el cual fue elegido y están obligados a rendir cuentas a sus mandantes.

La participación ciudadana, no solamente pone al poder político bajo control de la comunidad, sino que educa a la población para el ejercicio de la ciudadanía cívica, convirtiendola en protagonista de la construcción de políticas públicas.

Esta reflexión, motiva la permanente rendición de cuentas a los electores, gracias a los recursos tecnológicos que la era digital nos ofrece. De ese modo, mi accionar, se ha visto enriquecido con el aporte cívico y democrático de múltiples actores sociales, que se han involucrado activamente, contribuyendo a mi participación en la construcción de algunas ordenanzas propuestas en el pleno del Concejo Metropolitano.

Una de las mayores responsabilidades de mi gestión, recae sobre las comisiones permanentes, que son las encargadas de discutir, elaborar y aprobar los informes de los proyectos de ordenanzas, previo al sometimiento de éstos, al pleno del Concejo. Dentro de aquellas comisiones a las que me pertenezco, se registró una intensa actividad legislativa.

Cumpliendo con el mandato popular y con la responsabilidad que nos demanda la ciudad, participé directamente o, excepcionalmente, representado por mi concejal alterno, en cada una de las sesiones convocadas.

En los debates, intervine en más de una decenas de ocasiones, presentando propuestas para mejorar los textos; remití, además, por escrito, las observaciones que fueron acogidas, al menos parcialmente, por las comisiones. Todo esto demandó la realización de extensas reuniones de trabajo, que me permitieron recabar la opinión de diferentes sectores, actores sociales, lo que enriqueció con visiones plurales, estas iniciativas legislativas.

Por fuera del Concejo, he estado en la movilización y en los debates, al lado de los trabajadores; de los vendedores informales, los sectores vulnerables de mi ciudad, acompañando a los habitatntes de las 33 parroquias, madres comunitarias, asociaciones de los mercados y otras organizaciones.

El ejercicio de la participación nos exige desarrollar el interés de la comunidad para obtener y conocer las actividades de sus representados en beneficio de la población, el pensamiento de los y las ciudadanas, lo que implica hacer el ejercicio de los derechos, monitorear el cumplimiento de las políticas, como también el poder del pueblo como protagonista de su propia realidad; el proceso de rendición de cuentas tiene como base fundamental el reconocimiento que el pueblo es el único mandante y que las autoridades y sus funcionarios deben rendir cuenta de su gestión.

Considero positivo el balance de estos dos años en el ejercicio como concejal del Distrito Metropolitano de Quito y me comprometo a seguir trabajando por mi ciudad.