Que nos deja HABITAT III
Esta semana se llevo a cabo HABITAT
III, con una serie de eventos paralelos que incluyeron a diferentes actores de
la ciudad, que no pudieron formar parte de la conferencia formal.
Una serie de debates, conversatorios,
mesas redondas y eventos que se desarrollaron en Quito con el objetivo de
discutir temas que quedaron de lado en la agenda, así como incluir a actores de
la ciudad que no formaron parte del evento organizado por la ONU; en una
conferencia que habla justamente de la ciudad, aquella ciudad que tiene
necesidades de territorios sustentables y sostenibles; con elementos de importancia para el desarrollo de
las urbes.
Entre otros puntos, la Nueva Agenda Urbana
trata los tópicos de ciudades resistentes a desastres naturales; además, se
enfoca en temas de energías renovables, ambientales, de facilidades para las
personas con capacidades especiales y atención a los migrantes.
Pero no habla de un territorio con
soberanía alimentaria, de ciudades equitativas, no toma en cuenta el cambio que
está experimentando la relación estado y sociedad para incluir las realidades
de ciudades más diversas, con condiciones de vida diferenciadas e injustas.
Es por eso que se debe aplaudir las
iniciativas que se propusieron fuera de lo formal, pero en forma; ya que el
contexto que se dio fue muy claro y formaliza una idea de muchos, que en estos
20 años que pasaron de HABITAT II no avanzo como se quisiera. Poner fin a la
división urbano-rural y a las desigualdades que esto crea y pasar a un enfoque territorial integrado
hacia el desarrollo urbano sostenible.
En ese sentido, la política pública y
los gobiernos locales deben reforzar su gestión para lograr oportunidades de
desarrollo económico en el campo, así como para garantizar una buena calidad de
vida, que sea incluyente para todos en las ciudades. Y todo ello exige
nuevos y sostenibles acuerdos éticos.
El trabajo entre lo urbano y lo rural debe ser fundamental, especialmente vista desde el trabajo que deben desarrollar los gobiernos locales, no solo debe ser una agenda urbana, debe ser una agenda vista desde lo rural.
El trabajo entre lo urbano y lo rural debe ser fundamental, especialmente vista desde el trabajo que deben desarrollar los gobiernos locales, no solo debe ser una agenda urbana, debe ser una agenda vista desde lo rural.
Que contemple indicadores económicos,
sociales y ambientales; que involucre a la academia y fortalezca la
participación de las zonas rurales dentro de los Gobiernos Locales.