martes, 29 de marzo de 2016

A propósito del marketing político






En días pasados, en medios de comunicación  y redes sociales, un consultor político ecuatoriano, dio fe de lo “GRAN ALCALDE” que fue el antecesor del actual alcalde, debiendo reconocer en el mismo un alto grado de sinceridad. 

En este año electoral, a propósito del marketing político, es importante conocer como asesores; hombres y mujeres con trayectoria en asesoramiento político y que ofertan estrategias a sus clientes, partidos políticos, a todo aquel o aquella personas que se sienten con capacidad y con la ambición necesaria para asumir la representación de los intereses de los ciudadanos y ciudadanas, con el objetivo de asegurarles un triunfo seguro. 

.A cambio de sus servicios, obtienen importantes sumas de dinero que muestran también el negocio económico detrás del marketing político, y que no lo critico, al fin y al cabo están haciendo pleno ejercicio de su profesión; mas si lo hago al político o a la política que incluso conociendo de sus limitaciones y desconocimientos, prefiere dejarse llevar por su vanidad y ambiciones desmedidas en desmedro de todo acto de responsabilidad con la que debe  actuar quien se dedique a una actividad basada en el servicio a los demás. 

Toda estrategia política conlleva una fundamentación y diferentes objetivos. Lo que caracteriza el trabajo que realizan los distintos asesores de los candidatos de derecha es que el principal interés reside en inventar y consolidar líderes capaces de representar a los sectores de la “nueva derecha” y que capten el respaldo necesario para ganar las elecciones. 

Estos asesores tienen la capacidad de retomar instrumentos del campo de la publicidad y el marketing, transformando la política en un producto que se intercambia en el “mercado electoral”. 

La construcción de estos liderazgos de los sectores conservadores en el plano de la política electoral conlleva equipos de trabajo que diagraman cada paso, cada sonrisa y cada silencio en los discursos y estrategias de difusión de los candidatos.

Entonces donde queda la existencia de una propuesta, un plan, una proyección más allá de la coyuntura, un catalizador que oficie de marco a las políticas a implementarse.

Logrará el marketing y la imagen dominar el mundo de la política e imponer efectivamente un nuevo modus operandi. Serán suficientes únicamente la estrategia y el candidato.

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